martes, 3 de junio de 2008

Érase una nueva vez


Érase una vez una chica que despistadamente, sólo sabía vivir un día de cada vez. Eso era más o menos así... Ella se despertaba y pensaba en el que había para vivirse aquel día. Así ella iba... Despacio e intensamente haciendo todo que fuera preciso para que aquel día fuera suficientemente bueno.
Ella era así.... Sentía toda la rabia y toda la alegría que aquel día podría venir a proporcionarle. Ella siempre pensaba que un día era grande demás para pensar en el siguiente. ¡Eso sería para ella casi un delirio!
Ella no era triste, ella veía la vida bonita. Y si no sabía pensar en el futuro es porque quería todo para ayer... Esa chica sabía que no tendría todos los días del mundo, y nunca soñó con la eternidad... (Especialmente tras leer Saramago)
Por ese motivo ella tenía urgencia y sentía que era prudente ser todo que pudiera y dar siempre todas las oportunidades para lo que la vida se le ofreciera. Como ella pensaba siempre aquel día, veía belleza en el que poca gente veía. Un día, una amiga le pidió que escribiera sus sueños en un papel y colocara junto una foto. Era un regalo que sería llevado para un otro país. La amiga quise llevar los sueños de esa chica con ella. A la chica le pareció maravillosa idea, entendió la razón pero se deparó con una cuestión complicada.
Por contingencias de la vida, no sabía más soñar y quedaba intentando escribir y por más que quisiera, no conseguía. Constató con exactitud que de hecho ella no sabía más soñar. Miró en el espejo y vio una chica concreta demás, que racionalizaba demasiado y que vez (incontables veces) se ocupaba de los sueños de los otros.
¡entonces ella se vio triste!
¡En esa hora ella sintió mucha tristeza!
¡Tristeza esa que tenía sabor tardado, casi que de eternidad!
Menos mal que esa chica no creía en eternidad y un día, con tristeza y todo, fue al flamenco.... El baile padre del placer...
Fue ahí que ella entonces no sabe cuando, ni de que manera comenzó a pensar que podría soñar. Resolvió escribirle no sólo a su amiga, sino a ella misma y a quien más quisiera leer todo que ella soñaba.
Esa chica sueña con su trabajo y apuesta por él. Soñaba que un día alguien le recitase un poema y un día de esos, le escribieron un poema. Aliteración y todo más.
Sueña en publicar unas tonterías infantiles que ella escribe, pero aún muere de vergüenza. Sueña en Saltar de Para Caídas... Esa chica se siente realmente más leve y quiere hasta quitar los pies del suelo. Puedo apostar que ella reaprendió a soñar y que está dispuesta poner fuerza en sus sueños para que pueda seguir soñando otros...